-¡Mierda loco!, estaba muy buena la vieja, parecía diferente, ésta como que me quería, sentí que por más hombres que pudiera tener en la vida, su corazón seguía atrapado entre recuerdos fotos y versos, en el momento eterno de esa noche cuando solo fue mía. Mía! por eso parecía diferente. ¿Y vos que o qué o qué o qué? ¿Con qué soñás?
-¡Mierda loco! estás mal para ser tan gato, tenes cara de sindicalista, de activista político, de actor de teatro institucional, marihuanerito del centro, de envigado, de las terrazas del poblado, un profeta que se degeneró en poeta, tenés cara de crítico, de cineasta, de antropólogo, socialista, marxista o fundador de algun movimiento urbano. Como que te envejeciste sin asegurar la jubilación. Ante la luz de la razón y del paradójico paradigma de la exactitud como verdad, ¡no sos nada!
-¡Ah no soy nada!, ¿y en donde quedó todo? No soy yo el salvaje, de la puta, la ropa, la plata, el celular, la leche espesa y las ganas de fornicar.
-Vas a decir que no te gusta vaciarte en puticas flacas, lamer su pelvis y gemir bajo el vaivén continuo de caderas contoneantes y uñas afiladas.
-Esta bién, una puta pide plata, ésta es perra, como cualquiera, sin embargo debo decirte que lo mío son las damas de colores, las fuentes que emanan tanta variedad como aromas y sabores, la fusión de dos cuerpos, el amor paranoico, las noches eternas, sexo entre poemas, lagrimas y girasoles.
-Ojalá vuelva a soñar con ella
-¡Disculpen señores! La paranoia solo es cualidad para aquellos que temen a sus propios errores, no más de mujeres, sueños, vino, leche ni flores. Se acabó el tiempo y ahora es su deber seguir actuando como hombres, es decir, como un único hombre.